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martes, 3 de noviembre de 2015

El perrito

¿Entonces qué van a hacer con el perro? Preguntaron algunos cuando dimos la noticia del embarazo múltiple, porque para ellos en un mundo antimascotas o de higiene extrema es inconcebible que el hogar sea compartido con animales cuando hay bebés.

Pero para nosotros, coco, el tekel de ojos verdes, es parte de la familia y no hemos tenido ningún motivo para sacarlo de nuestras vidas. Aunque no se destaca por su inteligencia, no hace trucos, ni participa en concursos de obediencia; es un buen perrito que en términos generales quiere a la gente y los niños. Hay excepciones con algunas personas y un pitbull que pasea un caleño.

Coco, el tekel de ojos verdes, en su puesto de trabajo
Si usted tiene mascotas y bebés puede consultar sobre los consejos que dan para que las mascotas compartan con los niños, no es cuestión de grandes arreglos ni cambios de rutina. Algunos de esos consejos los aplicamos y han dado buen resultado, otros simplemente no los seguimos porque no tenemos tiempo.

Cuando llegaron las niñas prematuras, coco olfateó mucho "eso" que había nuevo en nuestro territorio y se demoró una semana en acostumbrarse. Nunca fue brusco ni agresivo.

Evidentemenete hay que tener cuidado en la manera en que las bebés se acercan al perro. la mente de un bebé es curiosa y sin reservas y se le puede ocurrir cualquier tipo de cosas. Una de ellas una vez sintió cierta curiosidad y estiró su dedito para tocarle a coco eso arrugado que tiene debajo de la colita. Como padre usted tiene que ser más veloz que un rayo y más delicado que una mariposa para evitar ese tipo de contactos indeseados. Los bebés son bruscos: arañan, halan, golpean y muerden, y aunque coco tiene una paciencia superior a la de Job, no tolera que se le acerquen cuando come… gruñe, pero no ataca.

Ellas han aprendido que el perrito se acaricia "pasito" (o pacito) y les gusta cuando él corre como loco por la casa. Para los niños es beneficioso compartir con las mascotas, y para nosotros ha sido conveniente. Imagine usted, querido padre lector, que está dando de comer a tres bebés al miso tiempo y en ocasiones lo que usted ofrece no les apetece por el sabor o la textura o simplemente de eso ya tienen suficiente. El reguero en el piso es una cosa de locos, se nota solo en los restaurantes y en las salidas familiares, porque en la casa coco se encarga de desaparecer la mayoría de esos descartes alimenticios. Uno de esos amigos que no tiene mascota me dice cada vez que lo ve que él tendría un perro nada más para que le recoja el reguero que hacen los niños.

Nosotros somos "gente perro" -transliterado de la expresión en inglés-, pero los gatos, aves y peces y hasta ciertos reptiles pueden ser también muy buena compañía para los bebés -aunque un brasileñito mató una culebra a mordiscos, imagínese lo que le haría a un canario-. Pensando en los gatos, a veces se pasan de locos, aunque es parte del aprendizaje de ambos.


Si usted tiene mascotas y esperan un bebé, o dos, o tres, o más, no se deje echar cuentos contra su animalito y procure seguir los métodos necesarios para acomodar la vivienda y las mascotas a la nueva vida, porque para ellos también es importante su atención, cuidado y afecto.

viernes, 19 de junio de 2015

El mejor oficio del mundo

Me gusta el metal, los gruñidos en la música ruda y áspera, me gustan las películas de tiroteos y violencia, me gusta todo lo que tiene que ver con la lucha entre el bien y el mal. Me gustan las "catapilas" y todo eso que de niño uno fantasea como los astronautas, bomberos, policías, carreras de carros y motos. Me gusta el periodismo decente, me gusta cocinar y la ciencia también.

Pero ahora lo que más me gusta es ser papá. Con mi hijo mayor (ahora con seis años) tuve la experiencia y el aprendizaje inicial. Aprendí a ser uno de esos papás modernos que se encargan de sus hijos y de las labores de la casa, a cambiar pañales con un virtuosismo digno de cualquier guardería ocupada y a entender el lenguaje no verbal de los infantes.

Ahora con las trillizas, todo ese conocimiento previo se ha explotado inmesurablemente y le he cogido el gusto a "jugar con muñecas". Bañarlas y vestirlas, peinarlas (salvo la mayor que todavía es calvita), darles la comida y cuidarlas en sus fiebres, es fuente de plena felicidad para mí.

Ser el papá de los cuatro niños, y en especial de las trillizas, ha incrementado en mí ese instinto paterno que hasta se desborda en otros niños. Ayer fui voluntario en los Jeux Perraulimpiques* y estar en contacto con tantos niños desconocidos a quienes les tomé un cariño instantáneo me hizo sentir que la vida vale la pena en pequeñas cosas de la vida y sobre todo en los niños, para algunos de ellos fui papá prestado por algunos minutos.

Mi camino como papá, aunque ya bastante intenso, apenas está empezando y lo estoy disfrutando como nunca antes había disfrutado algo en la vida. Sé que todas las historias de vida son diferentes, pero en el día del padre mi deseo es que cada niño pudiera tener a alguien que lo ame como yo amo a mis hijos.

A todos los papás, hoy les extiendo las felicitaciones que merecen y también a esas madres que por alguna razón no cuentan con un compañero de vida que sea papá de sus hijos, hoy felicito a esas mujeres que solas o en compañía también son padres, pero especialmente a esos padres que no cuentan con una compañera y que también son madres.

Por la distancia no puedo celebrar este día con mi papá y mi abuelito, ni con mis hermanos que ahora también son padres, pero ellos sabrán que ahora los entiendo y comparto eso de ser papá, que es un asunto que se debería celebrar siempre: en cada baño, en cada comida, en cada juego, porque ser papá es un oficio de todos los días, de todas las horas. Se equivocó Gabriel García Márquez cuando dijo que el periodismo es el mejor oficio del mundo.

DUDA: ¿Habrá sido don Gabo un buen papá, disfrutaba él ser padre?

*Juegos Perraulímpicos... porque el colegio se llama École Charles-Perrault (el que escribió Caperucita Roja, entre otras cosas)

jueves, 4 de junio de 2015

La leche

Una de las primeras preocupaciones cuando uno aterriza del impacto de saber que es padre de trillizas, es cómo alimentar a tres cuando la madre, cualquier madre, tiene solamente dos fuentes naturales para proveer del mejor alimento del mundo a sus bebés. Aunque circuló una foto falsa de alguien que pudo haber tenido el problema resuelto.

En los primeros días las bebés estuvieron en la unidad de neonatos, donde especialistas se encargaban de mezclar la leche de tarro (o de fórmula, para ser más elegantes) con la que produce la mamá. Esas primeras extracciones se limitan a unas cuantas gotas que son vitales para el desarrollo de los bebés, especialmente los prematuros.

En la misma sala se debe hacer un entrenamiento piel a piel con los bebés, en el que la madre insiste para que los recién nacidos aprendan a succionar del seno, sobre todo cuando a 35 semanas de gestación o menos, ese reflejo instintivo no está bien desarrollado. Tampoco en la madre, dar pecho no es tan sencillo como uno se imagina y además en algunas culturas es tabú. Para promover la lactancia materna existen varias instituciones en el mundo, entre otras, la Liga de la Leche, que tiene acción en múltiples países y se dedica a acompañar a las madres -familias- lactantes en la "mecánica" y en otros aspectos culturales e inclusive legales, pues la lactancia en público a veces es reprimida por las autoridades en ciertos lugares, una madre fue expulsada del Metro de Medellín por darle pecho a su hijo y otra en el Museo del Prado, en España, las historias son innumerables.

En fin, para documentarse hay muchos recursos e instituciones. Mi esposa fue referida por el hospital a una doctora especialista en el asunto de dar pecho, y no es que ella sea una nodrisa superproductorta, sino que enseña a las madres a cumplir con esta hermosa, pero extenuante labor y si es necesario, les receta medicinas y vitaminas para que la producción lactea aumente, en el caso de bebés múltiples, muy necesario. La "doctora de la leche", como le llamábamos para hacer una referencia, le enseñó la técnica adecuada para "enchufar" la bebé, la otra bebé y la otra bebé; la manera de sentarse, cómo usar los cojines de soporte y hasta cómo aliementar dos bebés al mismo tiempo.

Pero aunque la lactancia encierra una cantidad de cosas positivas, como el lazo físico entre madre e hijo, el tiempo invertido en ello era demasiado, además a no todos los bebés les parece entretenido alimentarse del pecho materno -ni del paterno... se ve venir la broma-. Por eso es imprescindible la extracción de la leche, y en el mercado existen cientos de aparatos manuales y eléctricos que ayudan a la mamá a sacar la leche para darla en tetero a sus hijos. Ciertamente existen otros bemoles de la lactancia, como el daño que la succión prolongada y la saliva del bebé pueden provocar en la piel de la madre y otras consecuencias poco glamurosas que no voy a detallar.

Este es el kit que usó mi esposa
En el caso de múltiples, que es lo que abordamos aquí, las bombas manuales no son opción, salvo en caso de emergencia. El bombeo manual es más cansón y doloroso que que quitarse la barba con depilador de cejas. Las marcas más recomendadas para los estractores eléctricos son Avent (Phillips), Medela y Ameda; existen otras como hay marcas de teteros y accesorios para bebés, pero estas tres, según las críticas, la doctora de la leche y unas asesoras en la Liga de la Leche, son las mejores. Son costosas, pero en poco tiempo notará que la inversión vale la pena.

Aquí en Montreal, las farmacias ofrecen en alquiler máquinas profesionales, como las de los hospitales, pero el costo es prohibitivo y al hacer cuentas siempre sale mejor comprar la maquinita de uso casero.

Mi esposa estuvo extrayendo su leche para las niñas con una disciplina admirable, no solamente por que ella produjo el mejor alimento para mis hijas, sino porque al faltar a la extracción, ella, como toda madre lactante, se exponía a una mastitis y a la incomodidad de estar llena.

Esas lechitas suyas eran intercaladas con la leche de fórmula, pues aunque ella tuvo buena producción, tampoco la cantidad daba para las trillizas las 24 horas del día. Luego de haber cumplido el primer año, las niñas ya estaban en capacidad de recibir leche de vaca, y con ese nuevo paso en la nutrición infantil, se dijo adiós definitivamente a los 15 minutos durante 4 y 3 veces al día de "conectarse" al ronroneo del aparato.

Usted no podrá ser "la tercera teta", pero sí será de gran ayuda con la administración y gerencia de los teteros, dando teteros y con una manito en el lavado y secado de los accesorios del aparato. Créame que su pareja se lo agradecerá.

REMATE: no probé la leche materna, no me interesa. Pero muchas veces recordaba la escena de Borat cuando se entrevista con un funcionario.
Traducción
Borat: Somos buenos amigos con Bob Barr, sí?
Bob Barr; Eso espero
Borat: Hay una constumbre... tengo queso... para empezar
Bob Barr: Gracias
Borat: Mi esposa, ella hace este queso
Bob Barr: Muy bueno
Borat: Ella lo hace con la leche de su teta

lunes, 6 de abril de 2015

El día que hice pan

Llevo muchos años cocinando y nunca había hecho pan, años de antojo hasta que me decidí. Aquí en Montreal la Semana Santa no es como en Colombia, las empresas dan libre el viernes o el lunes (de pascua), y en la mía fue el viernes, pero la guardería y el colegio de mi hijo cerraron el lunes y debí quedarme en casa con los cuatro.

Y escogí ese día para hacer el pan.

Esperé hasta que las tres se durmieran al rededor del medio día, mientras ponía la ropa mojada a secar en la máquina le pedí a mi hijo de seis años que me diera una mano. Mientras empecé el desastre de la masa, ellas se fueron despertando una a una llorando, debí suspender por un rato.
Una de ellas tenía el pañal tan desbordado, que lo obliga a uno a decir groserías. Tuve que ir a bañarla urgentemente mientras su hermano las vigilaba en la sala. Bañada, fresca y vestida, procedí a cambiar a las otras para evitar nuevos desbordamientos.

Amasé el pan, resultó más duro de lo que pensaba y dejé la masa reposando. Mientras tanto me fui a doblar ropa mientras les echaba ojito a las trillizas y veía Game of Thrones y el niño en otro lado veía una película de los Muppets, ¿o era yo el de los Muppets y él Game of Thrones?

Una de ellas empezó a llorar con una angustia terrible, y precisamente suceció lo temido, al parecer el almuerzo no les cayó bien. Pausa al DVD y corra al baño a lavarla. Ya era tiempo de continuar con la masa... de pan. La partí en cuatro, hice bolas que se marcaron con unas cortadas en × y otro rato de reposo para que la levadura actuara otro poquito.

Tiempo de teteros. Ensayé darles jugo de manzana, pero fue un fracaso: estaba tan dulce que ellas se ahogaban, aunque parecía gustarles, sus gargantas no estaban preparadas para ello. De todas maneras tomaron casi la mitad cada una... mientras bebían: doblar ropa y Game of Thrones.

La masa había crecido casi el doble, momento de meterla al horno y volver a mis labores: cuidar niñas, doblar ropa y ver Game of Thrones. Pasó más o menos una hora y el pan estuvo listo. Lo saqué a enfriar y mi hijo y yo probamos. A él no le gustó, a mí me pareció que quedó bueno, como los panes italianos del mercado con costra dura y miga densa; y a las trillizas les fascinó, les di a probar y al terminar lloraron por más.

Otra habilidad más para la hoja de vida

lunes, 23 de marzo de 2015

El trajín de la mañana

El día laboral comienza a las cinco de la mañana, cuando en el celular suena Sympathy for the Devil en la versión de Guns n' Roses y toca deslizar el dedo sobre la pantalla para apagar la alarma, pero siempre decido que nos quedamos otros cinco minutos que soy capaz de cumplir a raya, excepto una vez que se conviertieron en 20.

No, un momento. El día laboral comienza la noche anterior. Si usted tiene trillizos como yo, y además otro hijo mayor y un perro, el tiempo no da para levantarse a las cinco e irse a las 6:55 a.m., que es nuestra hora límite para que yo pueda alcanzar el tren que me lleva al trabajo.

La noche del día anterior es fundamental para adelantar tareas que ahorrarán tiempo en la preparación de la mañana. Para el lunes, obviamente nos preparamos el domingo, que es nuestro día de limpiar la casa, pues el sábado lo dedicamos a descansar, y no es que seamos judíos, sino que después de cinco días con este trajín, el sábado solamente queremos descansar.

Del lat. dominĭcus [dies,], [día] del Señor


En el "día del señor" lo primero que yo hago es asegurar la afeitada, una tarea que no me gusta hacer y que ya he dejado solamente para ese día, son cinco minutos menos que usaré en las mañanas posteriores. Ya se imaginan que mi rostro el sábado está un poco tosco, quizá sirve para reflejar el paso de los días y el cansancio.

Durante el día organizamos la casa y evitamos el potente llamado de Morfeo. En la noche preparo el almuerzo para el lunes y empaco las loncheras de mi esposa, mi hijo y yo. Dejo organizados en la nevera los tres conjuntos de coca*, yogur, fruta, barra de granola y para ellos juguito en caja. Luego bañamos y vestimos a las niñas con ropa muy cómoda con la que dormirán y se irán a la guardería al día siguiente. Es normal que esa ropa no dure mucho, a veces hay que cambiarlas de nuevo antes de acostarlas porque los pañales no aguantaron el embate biológico de las bebés.

Una tarea de la noche dominical es sacar el reciclaje. Nosotros separamos los desechos recuperables en la casa en unas bolsas destinadas a ello, que son vaciadas en una caneca azul especial que debe ser puesta en la acera, al alcance del camión recogedor, todos los lunes. A veces lo hace mi esposa, a veces lo hago yo. Esa caneca y la basura se pueden depositar en la esquina entre las 7:00 p.m. del día anterior y las 8:00 a.m. del día que se recoje.

Después de que comimos y se lavaron los platos en una máquina que es parte de la familia, damos la papilla y los teteros a las niñas y despachamos al niño a dormir (cosa que no es tan sencilla). Ellas se empacan en los taleguitos -porque los tabaquitos ya les quedan pequeños y al aprender a moverse los desbaratan- y se arrullan para llevarlas a sus cunas. Mientras eso, el hijo se empiyama, hace pipí, se lava los dientes después de que se ha tomado su Ovaltine tibia y se acuesta; ahí se va al menos media hora.

Ya sin niños, mi esposa o yo lavamos los teteros nuevamente y preparamos la leche de tarro o materna para hacer una teterada de seis unidades que es menos complicada que antes. Cualquiera de los dos prepara el uniforme del colegio del niño para que también quede listo y lo deja en su habitación.

Temperatura del 24 de marzo,
segundo día de primavera.
-15ºC, se siente a -26ºC 
por el viento y la humedad
Hechos los teteros, ella se dispone a extraer la leche materna y yo pienso qué comemos de merienda y me encargo de servirla. Antes de acostarnos a dormir al rededor de las 11:30 p.m, yo saco la tripa de pañales para dejarla en la puerta y a la espera de su fiel compañera: la bolsa de basura. Nos lavamos los dientes, nos ponemos la piyama, verificamos la temperatura exterior para la mañana siguiente y a dormir hasta las dos o tres que empiecen dos de ellas a pedir teteritos.

Ahora sí, tras dormir un poco, pasados los cinco minutos después de la alarma, comienza la carrera para salir de la casa. Mientras yo me baño y me visto ella se extrae su leche y prepara los accesorios para llevar la máquina al trabajo (pronto hablaré de la vida con leche materna). Finalizadas esas labores tendemos la cama juntos -o a veces ella sola- y ella se va a duchar mientras yo bajo a la cocina a preparar los cafés y la Ovaltine del niño, me tomo mis cinco pastillas reglamentarias, saco los conjuntos de la nevera para ponerlos en las tres loncheras, cambio la bolsa de la basura y le pongo la comida a coco, el perro.

Ella se está vistiendo mientras yo levanto al niño y lo llevo al baño, el se moja y yo me lavo los dientes... hay que estar diciéndole que se enjabone, que se moje, que termine, que se seque, etc... sigue dormido. Mientras va a vestirse con la presión nuestra, yo voy a sacar al perro, la tripa de pañales y la basura. Hoy hizo un frío que pela, pero dicen que en una semana más ya las temperaturas serán menos peores. Cuando vuelvo con el perro, esposa y niño están vestidos y ella termina de preparar el desayuno de ellos, yo solamente salgo con mi café o chocolisto, se sientan a comer mientras yo continúo despertando a las niñas para darles su biberón, cambiarles el pañal, ponerles lo zapatos, porque hay que ponerles zapatos, y empacarlas en sus trajes de invierno con gorrito y todo.

Mientras se empacan las niñas se pone a calentar el carro. No es de carburador, no necesita calentar el motor, ¡nosotros necesitamos que se caliente para no morirnos de frío! Niñas abrigadas, mi esposa recoje sus cosas para salir, incluyendo el morral del niño y su menaje. Voy metiendo una a una en sus silltas de bebé, hay que amarrarlas bien y verificar que queden cómodas, Se monta el hijo al carro, me aseguro de que tenga su cinturón bien puesto y regreso a la casa: "¿qué falta?" "solamente yo", me responde ella, 6: 55 a.m. (más o menos) y nos montamos al carro. Primera parada, 7:00 a.m.: en la guadería ella entra y se quita las botas (porque en todas las guarderías en Montreal obligan a entrar descalzo para no ensuciar) yo saco a la primera niña y se la entrego en la puerta, ella la lleva hasta el salón mientras voy por la segunda y así hasta terminar la trillizada.

Segunda parada: ella me deja en la estación del tren con uno o dos minutos de ventaja antes de que llegue el transporte. Marco mi tarjeta, me encajo los audífonos, pongo mi música, saco la lectura de turno y me paro en la plataforma para embarcar a las 7:13 a.m. De mi esposa y mi hijo no sé, a menos que algo desafortunado ocurra. Entro al vagón que siempre me lleva de pie, y disfruto mi lectura para ir al trabajo... si usted y su pareja trabajan y tienen trillizos o simplemente más de dos hijos que incluyan bebés, es posible que su trajín sea muy similar al mío.

Y en la noche, continúa el ciclo durante cinco días, salvo que la basura se saca solamente lunes y jueves y el reciclaje nada más los lunes.

*Coca le decimos en Antioquia al recipiente casero en que se llevan los fiambres o almuerzos.