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martes, 22 de julio de 2014

El carro


Uno de los cambios evidentes y no tan sencillos. De un momento a otro uno tiene una familia completa "al instante". De ser solamente mi esposa, mi hijo, coco (el perro) y yo; en una tarde nos convertimos por arte de ultrasonido en una familia de seis personas, con coco siete (no cocosette), y como sabíamos de la inminente llegada de las abuelitas a ayudarnos, nueve.

Nuestro Rondo ya no era suficiente y aunque queríamos mucho el carro por su excelente calidad, comodidad y un consumo de gasolina eficiente, empezamos a buscar en internet los carros que tal vez alcanzaran para nuestro presupuesto y la nueva talla de familia.

Los criterios de búsqueda fueron los siguientes:

  1. Carro asiático: koreano o japonés… nada de Ford, Chrysler, Buick, Pontiac, GMC…
  2. 8 puestos
  3. Con encendido a distancia
  4. Con "maleta" grande para que quepan los coches
  5. Conexiones Bluetooth y USB

Empezamos a buscar en Internet y teniendo en cuenta los carros conocidos en posesión de amigos y familiares: Mazda 5 y Dodge Caravan, iban ya descartados porque eran de siete pasajeros, y la Caravan estaba en el abanico de los carros estadounidenses que son conocidos por su rapidez de oxidación y alto consumo de gasolina, el Mazda también por las mismas razones, excepto el origen y el consumo de gasolina.

Buscamos entonces Toyota Sienna porque conocíamos el de unos amigos, Kia Sedona porque la garantía de 5 años es inmejorable y ya éramos clientes, Honda Odyssey y Honda Pilot porque se ajustaban a casi todos los criterios y decidimos agregar, aunque gringo, la Chevrolet Traverse. En esa búsqueda incluímos marcas como Subaru, Hyundai y hasta VW, pero si no es que carecían de un vehículo para nuestras necesidades, el valor del carro más simple superaba el presupuesto.

Esa pesquisa duraba semanas en las que leíamos y releíamos las características de los vehículos y comparabamos precios, formas de pago y el valor del carro "viejo" como parte de pago para el nuevo. La Internet aunque muy informativa no nos estaba ayudando a tomar una decisión, al contrario, tanta información nos tenía confundidos. Así pues debimos continuar con la investigación de campo y empezamos por visitar nuestro concesionario Kia para ver la Sedona. No tenían una nueva para mirar y la usada que vimos de noche no nos convenció, además descubrimos que no acomodaba sino siete pasajeros.

Me lo llevo puesto, gracias
Por esos días, en febrero de 2014 creo, hubo una feria exposición de carros a la que evidentemente asistimos para conocer los vehículos en los que estábamos interesados y hacer todas las preguntas y comparaciones empíricas necesarias. Aparte de ver réplicas del carro de los cazafantasmas y el de los Dukes de Hazzard, todo tipo de lamborghini, prototipos, carros arreglados, carros de carreras y de guerra y motos, vimos lo que buscábamos. Nos metimos a los carros, nos sentamos en todas las sillas, manoseamos las palancas de velocidades, comparamos los tamaños de maletas y nos fuimos con catálogos publicitarios.

Con tres carros escogidos visitamos a los respectivos concesionarios Toyota, Honda y Chevrolet y luego de horas de hablar con vendedores, tener precios de compra y retoma de nuestro Rondo y examinar los vehículos; redujimos nuestra lista a Chevrolet y Honda, de las cuales la Traverse nos parecía más bonita por que simplemente no tenía pinta de vagoneta.

Con catálogos y cotizaciones en mano empezamos a comparar cada punto, inclusive el espacio entre los asientos de adelante y los de atrás, el volumen de carga interior, las medidas externas y detalles que para cualquiera pueden ser insignificantes, pero para un padre de trillizas con niño, esposa, mamá, suegra y perro son importantes. En esa última noche decidimos que la mejor opción era la Honda Odyssey.

Hasta ahora estoy muy contento con el carro y sus servicios, excepto un ruido de amortiguación que luego de siete visitas al taller nada que resuelven, pero esa es otra historia… de otro blog.

DATO CURIOSO: Las opciones de color eran blanco, gris, negro y plateado (WHITE DIAMOND PEARL, MODERN STEEL METALLIC, CRYSTAL BLACK PEARL & ALABASTER SILVER METALLIC), y como casi todos los canadienses optamos por el plateado porque es el tono al que mejor le pega la mugre del invierno.

REMATE: ¿Como de Blogaraje o qué?

miércoles, 9 de julio de 2014

La unidad de cuidados intensivos de neonatos

Mis trillizas fueron llevadas a la unidad de cuidados intensivos de neonatos porque su condición de prematuras así lo determinó. Allí, un equipo especializado se haría cargo de velar por ellas y suplir todas sus necesidades mientras fuera requerido.


La gran fortuna de su nacimiento no trajo ninguna complicación para mis niñas y solamente deberían permanecer allá hasta que ganaran el peso mínimo que les permitiera partir a casa con nosotros. En una habitación estaban Sarah y Mariana; y en la otra, Victoria, quien nació más flaquita que las otras dos. Al principio todas estaban en encubadora con el fin de monitorear sus signos vitales y mantener el calor corporal para que pudieran ganar peso rápidamente, eso acompañado con una dieta de leche enriquecida a 24 Kcal que en principio se la daban las enfermeras en teteritos desechables.

Ellas eran una sensación en esa unidad que cuenta con más de 350 personas dedicadas a recién nacidos que luchan por vivir. Las visitas sumamente restringidas estaban limitadas a una lista invariable de cuatro adultos, los hermanitos y los papás. Para los niños exigen además el carné de vacunas actualizado y que no hayan tenido ni siquiera una gripa en las últimas 48 horas, y todos sin excepción debíamos lavarnos los brazos hasta los codos y portar unas batolas, quitarnos todo tipo de joyas, relojes y en el caso de las mujeres (y no falta uno que otro hombre) está prohibido el uso de uñas postizas y esmaltes de uñas, porque esos elementos son superficies ideales para la cría de colonias de hongos. Quien tosa, debe usar tapabocas, pero bien puesto [para eterna memoria este tipo].

Los bolsos debían entrar en una bolsa plástica y se recomendaba no llevar perfunes ni olores fuertes.

Perdí la cuenta de las veces que tuve que entrar y salir de esa unidad y de las veces que me lavé con esa mezcla de jabón y antibacterial que terminó por producirme una comezón insoportable, al poco tiempo adquirí la habilidad necesaria para mezclar el agua fría con la caliente usando las llaves-pedal que accionaban la canilla con los pies y de frotar menos para pelarme menos. Allá, el hospital se encargaba de proveer los pañales, la leche y las cremas para los bebés, hasta hubo ropita donada por voluntarios anónimos.

Francis. El enorme enfermero tatuado
Una enfermera (o enfermero) se hacía cargo de Victoria y quien fuera su vecino de habitación, y otra persona de las otras dos niñas. Constantemente estaban vigilando los signos vitales y atentos a esas alarmas por los períodos de apnea de los prematuros, que son normales, pero que se deben monitorear. Religiosamente cada tres horas eran alimentadas (y sigue siendo así) y se les cambiaba el pañal, aunque en el hospital es mucho el desperdicio porque los pañales los cambian antes y después de cada teterito, aún si el pañal estaba limpio lo botaban. Los chupitos de los teteritos desechables también los botaban -siendo reutilisables- porque no tienen manera de estar lavando y secando tanto chupito. Y eso lo comprendo a la perfección: espere que hablemos de "La teterada".

Como papá la presencia es muy importante. Como mis hijas estaban en perfectas condiciones era posible sacarlas de las encubadoras para darles su alimento y hacer "peau à peau", que es el contacto de las pieles de padre e hija… una cosa maravillosa que se hace durante una hora al menos una vez al día y que sirve para darle calor al bebé y crear ese lazo único que da la paternidad -y por supuesto que la maternidad-.

Sarah estuvo en encubadora solamente un día, Mariana una semana y Victoria 10 días. Las últimas tuvieron que ser entubadas para ayudarles con alimentación endogástrica. Eso pasa cuando el bebé no tiene la madurez suficiente y no ha desarrollado el reflejo de succión. Aunque mis hijas sabían hacerlo, se cansaban muy pronto y por eso reforzaron la alimentación por ese tubito que entraba por la nariz hacia el estómago. Era triste verlas con eso en sus caritas minúsculas, pero gracias a eso no demoraron mucho en la unidad de cuidados intensivos de neonatos. En los últimos días ellas ya estaban juntas en una cunita, con sus letreritos de bebé 1, bebé 2 y bebé 3, y el personal médico y de servicio se arrimaba para apreciar el milagro de la vida de estas niñas, impresionados con la vitalidad y buena salud de ellas nos felicitaban varias veces en la misma frase.

A los 14 días de haber nacido con 35 semanas de gestación, las trillizas ya estaban acostaditas en su cuna comunitaria, justo al pie de nuestra cama.