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lunes, 25 de agosto de 2014

Los tabaquitos

Esto de tener trillizas a veces es un poquito complicado. Pero nos hemos dado cuenta de que no es tan difícil como lo pintaba la gente cuando contábamos la noticia de que estábamos esperando tres bebés, esa gente que nunca había tenido tres bebés al mismo tiempo.

Cuando estuvimos en el bazar de la Asociación de Padres de Gemelos y Trillizos de Montreal, encontramos dos señoras que habían vivido lo mismo que nosotros y nos dieron mucho ánimo, en especial diciendo: "triple amor y triple diversión". Pero a pesar de que eso es verdad, hay momentos en los que la paciencia y la sabiduría son las virtudes más necesitadas.

Cuando tienen sueño ellas lloran locamente, a veces las tres al mismo tiempo y aunque tenemos ayuda en la casa, no es suficiente. Ese coro de llantos remonta en todas las habitaciones y en ocasiones no vale acostarlas, cobijarlas, meserlas, ponerles los chupos ni acariciarlas. Ellas lloran muy fuerte, con mucha intensidad y es difícil mantener la calma.

No sé de dónde sacamos la expresión, pero mi esposa y yo descubrimos, siguiendo el "consejo popular" y el ejemplo del hospital, que de lo mejor que se puede hacer para que un bebé duerma bien, es "entabacarlo" después de darle su tetero. Mi esposa y yo hemos estado aplicando esa técnica y funciona como por arte de magia, muy pronto ellas se duermen tranquilas. En los libros y en foros hay gente que desaconseja esta técnica, pero a nosotros nos da muy buen resultado:

Se prende un tabaco y mientras usted se lo fuma, les sopla el humo -del tabaco, no el exhalado- en la carita de las bebés hasta que se van quedando calladas y dormidas. Yo creo que es el efecto tranquilizador de la nicotina; hay que tener en cuenta que no funciona con cigarrillos, deben ser verdaderos puros.
Hablando en serio, la entabacada consiste en envolver a los bebés como un tabaquito, y para eso no se necesita gran cosa: una tela suave y delicada (muselinas) o los propios "tabaquitos*" con diseño especial y velcro que se consiguen en el mercado. Nosotros usamos unos que nos regaló una amiga en un práctico paquete × 3, pero cuando están de lavar o embolatados, usamos las muselinas que nos regaló otra amiga; con ambos da igual resultado. Aquí verá de una manera ilustrada lo fácil que es, pero por desgracia no puedo mostrar el amor que se siente al hacerlo:

Con muselinas

Este bebé no es hijo mío, la foto la conseguí en Internet

Con tabaquitos

Este bebé tampoco, la foto también la conseguí en Internet

Hay que tener en cuenta que por mucho que uno entabaque a las niñas, si el ambiente no es propicio para el sueño, ellas no se dormirán. Apague o atenúe las luces, evite ruidos intempestivos y fuertes y verifique que la temperatura sea adecuada para dormir. Si está fresco o frío, además del tabaquito, póngales también cobijas. En los libros también aconsejan llenar el ambiente de la habitación con ruido blanco, grabaciones del palpitar del corazón, del mar o de agua corriendo; o música suave, aunque yo a veces les he puesto Carmina Burana o heavy  metal y se arrullan igual.

Es recomendable que antes de proceder con el ritual de dormir, les haya dado su alimentación, sacado los gases, cambiado el pañal y puesto una piyama cómoda. Evite - aunque el sentido común lo indica, vale advertir- envolver a los bebés enrollando también la cabeza, no los acueste boca abajo ni de cara a las "paredes" de la cuna. Mantenga a los bebés boca arriba, usted no querrrá que se asfixien.

Ya estamos en la etapa (entre 3 y 4 meses de edad) en que las niñas pasan la noche completa sin pedir tetero ni cambio de pañal y con la ayuda de los tabaquitos ellas se quedan dormiditas ¡y nosotros también!


*No sé cómo se llaman estos artículos

martes, 12 de agosto de 2014

La teterada

Una de las cuestiones que más espantan a los interlocutores cuando reciben la noticia de nuestras trillizas, es la falta de sueño saludable durante las noches gracias a los períodos de alimentación de las niñas. Se quejan cuando lo vivieron con sus hijos y se trataba de uno, dos cuando mucho, pero cuando piensan en tres, la expresión facial asemeja a la de alguien a quien le pillaron fotos en pelota.

Yo también estaba asustado al principio, pero con un poco de orden y labor proactiva, las cosas son más llevaderas. Aquí veremos cómo se va ordenando este asunto.

Estos teteros prometen evitar cólicos
y gases, pero no noto la diferencia
con teteros corrientes: ellas eructan tal
y como cuando me tomo tres cervezas
En un bazar organizado por la Asociación de Padres de Gemelos y Trillizos de Montreal -a la que pertenecemos- compramos muchas cosas útiles, entre ellas, unos teteros a muy buen precio, que se dice, son la maravilla para alimentar a los infantes. La vendedora que tuvo gemelos nos vendió ocho teteros con todos sus accesorios, además recibimos otros teteros más corrientes de regalo o en paquetes de muestras gratis. Usamos entonces los Doctor Brown's y los Avent, los (chupos o tetinas) Nuk resultaron ser supremamente lentos, aún para las niñas prematuras, y abominablemente lentos para nuestra necesidad de volver a la almohada.





Ahora un poco de matemáticas simples:
  • Un bebé recién nacido se alimenta cada tres horas
  • Como mencioné antes, normalmente se acostumbra -para ser más prácticos- alimentar en los cuartos del reloj: 12, 3, 6 y 9
  • Eso indica que en la noche se alimentan a las 9, 12 y 3 de la mañana, pero es mejor moverlo hasta las 6 de la mañana porque la considero hora de seguir dormido. 
  • Son tres niñas, igual a tres teteros por tanda, por tres tandas: nueve teteros en la noche a las 12, 3 y 6
Normalmente los teteros se preparan antes de alimentar a las bebés, eso significa levantarse en la noche tres veces a preparar teteros, pero es mejor dejarlos listos antes de irse a la cama, y antes de que las niñas empiecen a llorar. Por eso tomé la costumbre de lavar todos los teteros con sus accesorios y prepararlos antes, a eso de las 11 de la noche, y dejarlos en la nevera a la espera de los llantos de hambre.

Para la lavada, mi esposa tuvo la idea genial de ir echando los teteros sucios en una ponchera plástica con agua jabonosa, para que cuando se acumulen, estregarlos y juagarlos sin tanta demora; pero no siempre se echan los teteros desarmados en la ponchera y es así que comencé a desarrollar una técnica de desarmado rápido de los teteros Doctor Brown's que tienen: la botella, un embudo, un filtro, la tapa rosca y el chupo:

Soy diestro…
  1. Agarro la botella armada con la mano derecha
  2. Con la izquierda desenrosco la tapa y "destripo" el tetero halando con ella los accesorios internos (filtro y embudo)
  3. Con la mano derecha vacio la leche sobrante en el lavaplatos y echo el tetero en la ponchera
  4. Con la mano izquierda separo el chupo de la rosca y al mismo tempo con la derecha separo el filtro del embudo
  5. Echo los accesorios a la ponchera
  6. Siguiente tetero
Si se perdió en el proceso, aquí hay un corto video donde muestro la magnífica operación con dos biberones, pero le advierto que es "más rápida la mano que el ojo".


Luego se agitan todos los elementos en la ponchera y con un cepillo o escobillon enjabonado se estregan, para luego juagarlos y ponerlos a escurrir. En el mercado existen escurridores dedicados especialmente a los teteros y sus accesorios porque es preferible que estos elementos no se mezclen con los de los adultos, inclusive en la lavada. Con respecto al filtro y al embudo, en la compra del paquete no se incluyeron los micro escobillones especializados del tal Doctor Brown y lo que tenía en mi cocina no servía para lavarlos. Pensé muchas veces cómo reemplazar esos escobilloncitos sin gastarle CA $7 a un paquete de cuatro, hasta que llegué a la solución de los limpiapipas, que un paquete de 15 me vale CA $1.

La leche la preparamos en una jarrita especial, de la misma marca, que es maravillosa para mezclar el polvo con el agua y cuando hay, con la leche materna; gracias a su sistema de hélice interna que hace una mezcla homogénea y eficiente. Cuando las niñas dejen de tomar tetero, me apoderaré de esa jarra para hacerme mis chocolistos con café y miel de arce.

Con teteros limpios y leche lista, basta con llenar las cantidades adecuadas en los biberones y armarlos con todos sus accesorios -para lo que también desarrollé un sistema eficiente que pasaré por alto- y guardarlos en la nevera… a dormir y a esperar que se despierten. Se recomienda que al despertar la primera, se despierten las demás para sincronizarles sus ciclos de sueño y hambre, de lo contrario, no duerme ni el verraco.

A veces he alimentado a dos niñas al mismo tiempo, pero es difícil controlar los chorreados de leche, si no están muy desesperadas, es mejor que una de ellas espere dormida mientras las otras dos beben.

Al comienzo mi esposa ideó una cartelera en la que anotaba las teteradas, el orden de alimentación, si se cambiaron pañales, si hubo regurgitaciones y la hora en la que la primera niña tomó su tetero. Esto nos ayudaba a ordenar las teteradas, pero con la experiencia empezamos a abandonar las anotaciones y aunque muy de vez en cuando hay confusiones, ya no la necesitamos.

Dicen que "donde cabe uno caben dos", pues yo digo que si usted cree ser capaz de hacer un tetero, hace nueve.
La alegría y ternura que produce verlas tranquilas tomando su lechita es incomparable
ACTUALIZACIÓN (noviembre 2014): llegaron a la casa unos teteros de marca ADIRI. Estos con un diseño totalmente extraño a lo que estamos acostumbrados y hechos en un material más suave. Decidimos ensayarlos porque ahora las niñas ya no quieren tomar más tetero y quizá con este nuevo artefacto lo aceptarían. Con la niña que ensayamos quedó con hambre porque por mucho que chupaba, nada le salía, por el contrario, el contenido se escapaba por la rosca de la tapa y por la "ventila" en la misma, la leche estilaba por mi brazo y el cuello de ella, tuvimos que trasvasar lo que no se derramó a un teterito plástico de los baratos, que funciona de maravilla. Estos teteros con forma de ubre no los recomiendo.

lunes, 4 de agosto de 2014

La lora de Nice

Foto autoría de Alfredo Colón
Si hubiéramos sabido que la sopa era de espinacas, nos hubiéramos escondido en una madriguera con tal de no acompañar a mi mamá a esa visita. Pero ni modo. Un viernes en la tarde, de esos en los que puede más la modorra, nos fuimos en un bus hacia el centro de Medellín, para luego coger en Circular Coonatra que nos llevaría al barrio Los Almendros.

Llegamos a la casa de Nice, una amiga de mi abuelita, para hacer una visita que ha dejado huella en nuestros recuerdos. Como siempre y como a todo niño, nos obligaron a saludar de besito en la mejilla y nos sentaron en la mesa, donde los cubiertos de plata y la porcelana nos esperaban. Sirvieron y muy amargamente almorzamos.

Ese almuerzo también estuvo plagado de pimentón, apio, coliflor y toda clase de vegetales pedorreros que no hacían parte de nuestro menú infantil. El cilantro rampante había causado además un sopor insoportable que era vencido únicamente por el calor de la tarde. Nos alegraron un poco el banquete con un par de tarros de yogur Chambourcy, lo mejorcito de la época.

Mi mamá se dedicó a la visita, si mal no recuerdo a compartir conocimientos sobre el bordado con tamboras-que ella acababa de comprar-… o pintura en tela, pero con tamboras; mientras que mi hermano y yo nos aburríamos como autenticando una firma en notaría.

Nice se apiadó y nos llevó a conocer la lora que estaba -como todas- en una estaca en la parte de atrás de la casa. Allá había también un juguete, un perrito que con una bomba de aire y una manguerita hacía cabriolas. Nos entretuvimos con ambos: lora y perro, y llegó algún pariente de Nice a "darnos vuelta" y el individuo empezó a joder a la lora, según él, para divertirnos. "Lorito quierrrre cacao", "Rrrrrroberrrrrto", y todas esas cosas que les dicen a los loros para que repitan, pero ella se quedaba seria y se movía en su estaca.

El tipo estaba cansón con la lora y nosotros ni siquiera sonreíamos, de pronto el animalito dejó descolgar un poco su cuerpo hacia atrás y con puntería certera descargó un potente chorro de rila* que bañó el pecho bien vestido del fallido adiestrador, para verlo luego huir con un asco monumental del patio inolvidable . Nos carcajeamos y esa cagada de la lora mereció la sopa de espinacas y la ensalada de Nice.

Cuando empezamos a antender a nuestras trillizas en la casa, estaba atento en las cambiadas de pañal porque en el hospital sucedió varias veces que al limpiar la piel sucia, ellas disparaban a chorro tal como hizo la lora. Menos mal tenía puesta la bata (antes mencionada) y mi ropa se salvó en varias ocasiones.

Una noche de cansancio, me dediqué a lo de siempre con las niñas y estaba limpiando a una de ellas, cuando vi venir con una mueca en su carita el chorro inevitable, que con la misma puntería de la otra historia, dejó una tierna mácula en la silueta de Gene Simmons de mi camiseta.

Y eso pasa, porque hasta cierta edad, los bebés al ser limpiados "sufren" fácilmente estímulo en los esfínteres y explotan como una sensible trampa ratonera.

Ya sabe, cuando nazcan sus bebés piense en la lora de Nice y póngase un delantal o asuma las consecuencias. Vi en Toys R Us un artículo que está concebido como escudo para esos momentos inesperados, pero considero que es otro artefacto más a "gerenciar" cuando uno ya está bien ocupado con un pañal cagado, uno limpio, paños húmedos, crema, una bebé que llora y con seguridad otras dos esperando turno. Si quiere conocerlo, aquí les presento el Teepee for the wee wee (léase tipi for de wiwi), una cosa que desborda de ternura cuando los bebés desbordan en soltura.

*En Antioquia le decimos "rila" a los excrementos de aves